Vivir muchos, muchísimos años es un sueño largamente acariciado por la mayoría. A mí, en particular, me gustaría tener una longevidad satisfactoria. Porque si no para qué. Vivir más pero vivir en uso de todas mis facultades (qué tampoco son tantas) y a poder ser lo más estupenda posible dentro de los límites de la realidad, aunque sea ficticia siempre.
Pero atención, sin caer en el patetismo de algunas cincuentonas con la cara inflada de Botox y las manos tan ajadas como mi abuela. Últimamente he podido ver anacronismos quirúrgicos y médico-estéticos sorprendentes. Labios de trucha que conviven en el mismo rostro con un rictus derretido por el paso del tiempo. Manos moteadas de marrón con las venas en relieve y los dedos tan arrugados que no se distingue bien donde empiezan y donde acaban sus tres falanges, pero qué sorprendentemente se apoyan pensativos sobre unas mejillas tersas y tan redondeadas como las de Bugs Bunny.


En los posados playeros es donde mejor se observan este tipo de parches. Toda una galería de rostros y cuerpos donde la vejez se pone en evidencia por cualquier resquicio de la anatomía. Aunque sus pezones se empeñen en apuntar directamente al sol, sin respetar la gravedad terrena. Las viejas que van de jóvenes no engañan a nadie ni siquiera a ellas mismas. Lástima porque después de haber acabado por fin de pagar la hipoteca, las Corporaciones Dermoestéticas de turno (bastante alejadas de las ONG´s para la Tercera Juventud) les aspiran los tobillos y la pensión en un tiempo récord.

Santa Cirugía de Dios, Madre de todas las Prótesis, Santa Silicona Martir y Rellenos del Perpetuo Socorro, por favor tened piedad de los cuerpos sometidos a tratamiento estético y concededles una visión de impacto global en nuestros días. (Aviso: sólo para médicos especializados y adictas a los retoquitos, repetir 100 veces antes de acostarse)

Los científicos han calculado que el ser humano puede vivir entre 120 y 140 años. Mi suegro dice que el piensa vivir 120 años. Está convencido de ello y sólo por eso puede que llegue a cumplirlos. La fe es así de fuerte. Pero hay gente que va más allá y apuesta por los 140 años. Me los imagino como el personaje de Yoda de La guerra de las Galaxias. Sí, ese que siempre ha guardado cierto parecido con Jordi Pujol.

La ciencia y la ciencia ficción son una cosa y la realidad otra.
Hoy por hoy, la expectativa de vida máxima alcanzada es de 80 a 81 años y son los japoneses, seguidos de cerca por nosotros los españoles con nuestra famosa dieta mediterránea. Esa que estamos olvidando un poco, aunque no deberíamos darle de lado. Por otra parte se pueden contar con los dedos de las manos las personas que han rebasado los 110 años de edad. 

Se ha celebrado en La Habana un congreso Internacional sobre Longevidad Satisfactoria donde especialistas de Cuba y el mundo han dado fórmulas para lograr los 120 años mínimo. La tan añorada fuente de la juventud está cada vez más cerca.Entre otras, las conclusiones del congreso fueron las siguientes:
1.  Algunas personas cuando cumplen 40 ó 50 años ya comienzan a decir que no tienen edad para hacer esto o aquello, y así comienzan ellos mismos a caminar por el sendero de la peor de la vejez.
2.  Hay que tener claro que si quieres puedes. No importa la edad. Los más jóvenes lo harán más rápido o con más destreza pero tu también puedes hacerlo. No te limites ni permitas que los demás te autolimiten.
3.  Practica ejercicios, siempre que puedas. Sube y baja escaleras, camina, dedica cada día unos minutos a ejercitar tus músculos.
4.  Aliméntate de forma equilibrada, también es necesario eliminar los hábitos que pueden ser nocivos como fumar y beber.
5.  Hay que tener una actitud positiva ante la vida y mantener activos “todos” los órganos de nuestro cuerpo para que no se atrofien.
6.  Recuerda que lo que es excesivo es dañino.
7. Quiere y déjate querer porque el amor en todas sus aristas es otra de las claves para una buena vida larga y feliz.

Todas estas se pueden añadir a nuestro decálogo. ¿Se te ocurre alguna más?